Cuando el señor Bilbo Bolsón de Bolsón Cerrado anunció que muy pronto celebraría su cumpleaños centésimo decimoprimero con una fiesta de especial magnificencia, hubo muchos comentarios y excitación en Hobbiton.
El jueves 29 cumplía 50 años el libro que daba lugar a la trilogía del Señor de los Anillos, la continuación de la novela El Hobbit, y esa frase fué la escogida para comenzar el libro.
Aunque tiene muchas frases y pasajes muy buenos pondré sólo uno para no hacer largo el post, que he visto en los foros de el fenómeno. Yo tengo una recopilación propia, quizás algún día la ponga por aquí.
Al pie de la loma, Frodo encontró a Aragorn, erguido, inmóvil y silencioso como un árbol; pero sostenía en la mano un capullo dorado de elanor y una luz le brillaba en los ojos. Parecía que estuviera recordando algo hermoso y Frodo supo que veía las cosas como habían sido antes en ese mismo sitio. Pues los años torvos se habían borrado de la cara de Aragorn y parecía todo vestido de blanco, un joven señor alto y hermoso, que le hablaba en lengua élfica a alguien que Frodo no podía ver. Arwen vanimalda, namárië! dijo, y en seguida respiró profundamente y saliendo de sus pensamientos miró a Frodo y sonrió.
-Aquí está el corazón del mundo élfico -dijo- y aquí mi corazón vivirá para siempre, a menos que encontremos una luz más allá de los caminos oscuros que hemos de recorrer, tú y yo. ¡Ven conmigo!
Y tomando la mano de Frodo, dejó la loma de Cerin Amroth a la que nunca volvería en vida.